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Un dev senior no es el que más sabe. Es el que dejó de pelearse con todo.
Porque hubo un tiempo —y tú también pasaste por ahí— en el que creías que la vida era una batalla infinita contra cada línea de código mal escrita, cada decisión absurda de producto, cada comentario de tu compañero que parecía arrancado de StackOverflow del 2011.
Te indignabas por todo.
Te dolía todo.
El mundo era un error que había que corregir.
Hasta que un día, sin avisar, te despertaste y descubriste que estabas cansado. Cansado de discutir por variables mal nombradas como si fueran crímenes de guerra. Cansado de convencer a gente que no quería ser convencida. Cansado de hacerte sangre con estándares que solo existían en tu cabeza.
Ese día, aunque no lo sabías, empezaste a ser senior.
Porque un senior no es un diccionario viviente de frameworks ni un malabarista de patrones de diseño.
Un senior es alguien que ha hecho las paces con la realidad.
Alguien que entiende que el código perfecto no existe, y que si existiera, alguien vendría mañana a romperlo. Alguien que sabe que escribir software es como intentar barrer arena en un día de viento: puedes hacerlo, sí, pero solo si asumes que nunca tendrás el suelo limpio.
Un senior es el que se da cuenta de que la vida es demasiado corta para optimizar una función que nadie usa.
Demasiado corta para reescribir media aplicación solo porque no te gusta cómo suena un método.
Demasiado corta para seguir creyendo que la guerra santa del clean code se va a librar hoy, contigo como héroe.
Ser senior es dejar de intentar ganar todas las batallas.
Y empezar a elegir las que importan.
Es entender que tu trabajo no es demostrar lo listo que eres, sino hacer que las cosas salgan adelante sin romper a nadie.
Ni a ti, ni al equipo, ni al proyecto.
Ser senior es tener suficiente mundo para saber cuándo luchar, cuándo ceder y cuándo marcharte a tu casa porque mañana será otro día de bugs, plazos imposibles y cafés tibios.
Y aún así, volver.
No porque te encante el caos.
Sino porque por fin entiendes que el caos también forma parte del código.
Y tú ya aprendiste a vivir con él.


