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“Somos una familia” (y otras mentiras peligrosas en tu carrera)
En las empresas hay una frase que se repite con la misma insinceridad que un “me encanta tu idea” dicho por alguien que no la ha escuchado: “Aquí somos una familia.”
La primera vez que te la dicen te hace sonreír. La segunda, te genera dudas. A la tercera ya deberías estar buscando una salida de emergencia.
Porque una familia no te despide, ni te hace competir con tus primos por el mismo ascenso, ni te manda correos a las 23:47 con un “es urgente”. Una familia no te cambia de proyecto porque a un jefe le ha dado por reorganizar el Excel. Una familia no te exige “sentir los colores” mientras tus opciones de carrera se quedan exactamente donde estaban hace tres años.
Una empresa NO es tu familia.
Es un sistema frío. Lógico. Un tablero donde se juegan recursos, decisiones y poder. Y si tú, que eres Senior y mueves la tecnología, te crees el cuento de la familia… te tocará el papel de primo simpático. El que ayuda con todo, pero nunca hereda nada.
Mientras tú lo das todo “porque somos un equipo”, hay alguien que hace mucho menos que tú… pero está en la sala donde se decide. Porque entendió algo que nadie nos dijo en la carrera:
no gana el que más aporta, gana el que más influye.
Si eres técnico y brillante, tu lógica te puede traicionar. Confías en que la meritocracia existe. Crees que si tu código, tus decisiones técnicas y tus soluciones son impecables… algún día llegará el reconocimiento.
Ese día no llega solo.
Porque este juego no es de hugs & feelings.
Es de visibilidad, narrativa y poder.
La buena noticia: tú ya tienes lo difícil —inteligencia, rigor, capacidad de resolver cosas que el resto ni entiende—. Solo falta aprender a jugar el otro 20%, el que cambia tu sueldo, tu rol y tu futuro.
Lo que tú programas se ejecuta. Ahora falta que lo que tú dices también.
Deja de buscar familia donde solo hay intereses.
Y empieza a tratar tu carrera como lo que realmente es: un sistema de lógica fría donde tu valor se traduce en influencia o en obediencia.
Tú decides en qué lado quieres estar.


